Los patrones de recurrencia de enfermedad durante el tratamiento de mantenimiento con inhibidores de la polimerasa poli-ADP-ribosa (como el niraparib) no están claros y pueden afectar significativamente al tratamiento posterior.
El estudio PRIMA incluyó participantes con alto riesgo de progresión de cáncer de ovario avanzado. Este análisis ad hoc solo evaluó a aquellos randomizados al grupo de mantenimiento con niraparib que no tenían evidencia de enfermedad en la línea basal. Se recopiló información sobre el número y los lugares de lesiones iniciales de recurrencia, determinada según el criterio del investigador.
De los 314 pacientes tratados con niraparib que se analizaron, 190 desarrollaron 1 o más nuevas lesiones. La localización más habitual de la recurrencia fue el peritoneo (30 %), seguido de adenopatías (26.3 %) y el hígado (20.5 %). Es to implica que la mayoría era candidata a terapia local (cirugía o radioterapia).
La caracterización del cáncer se está volviendo cada vez más compleja, y ya no es posible una división dicotómica entre “sí, tiene enfermedad metastásica” y “no, tiene enfermedad localizada”. Además del lugar de recurrencia, las características moleculares del tumor tienen relevancia pronóstica, como en el cáncer colorrectal, aunque aún no se sabe si existe un fenómeno similar en las pacientes con cáncer de ovario.
Como conclusión, los autores del estudio sugieren que se necesitan estudios adicionales para determinar si la incorporación de terapias locales a un esquema dirigido y sistémico de mantenimiento beneficiarán a las pacientes con enfermedad oligometastásica.
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