El uso de una nueva infusión terapéutica revoluciona el tratamiento para la forma más avanzada de esta alteración neurodegeneración, cuando los fármacos habituales ya no sirven para controlar los síntomas
“Soy el único de mi familia que tiene párkinson, la enfermedad puede afectar a cualquiera. A mí me vino totalmente de la nada”. Cuenta a Papel Damian Gath (52 años, Reino Unido) y explica con alegría cómo gracias a un nuevo tratamiento que le ha devuelto la mayoría de sus facultades físicas y verbales después de luchar con los síntomas de la neurodegeneración durante más de 10 años.
Gath se sometió a un tratamiento de última generación en Sherwood Forest (Inglaterra), el primer hospital de East Midlands en ofrecer produodopa: una infusión terapéutica que se administra a través de una bomba portátil bajo la piel para pacientes con párkinson en fase avanzada. Es como una bomba de insulina, que de forma continua administra el fármaco al paciente.
“Siempre he sido una persona muy activa, muy deportista”, dice Damian. “Un día pensé que había sufrido una lesión en el gimnasio, que a lo mejor me había pinzado un nervio en el hombro. No podía agarrar nada con la mano derecha, se me caían las cosas”, lamenta mientras enumera las acciones para las que había perdido facultades.
“No podía escribir, no podía sujetar un boli, se me caían los vasos de té… Eso me hizo pensar en un nervio lesionado. Fui al médico para una revisión, entonces me diagnosticaron párkinson”. En esta enfermedad las partes del cerebro se dañan progresivamente a lo largo de muchos años. Según la Sociedad Española de Neurología (SEN) los principales síntomas son «movimientos involuntarios o incontrolables, como temblores, rigidez y dificultad con el equilibrio y la coordinación».
Los síntomas empeoran con el tiempo y a medida que avanza la enfermedad el paciente puede verse afectado al realizar actividades de movilidad o de comunicación. Asimismo, “afecta al ánimo, al sueño, afecta la memoria, el intestino, y la orina”, explica a este diario la doctora Rocío García-Ramos, de la unidad de trastornos del movimiento del Hospital Clínico San Carlos y miembro de la SEN.
El nuevo tratamiento con produodopa se indica a los pacientes con enfermedad de Párkinson avanzada que experimentan cambios graves en su capacidad de movimiento, y para quienes los demás medicamentos ya no ofrecen un alivio suficiente. Este fármaco es una nueva forma de la levodopa (un precursor de la dopamina), desarrollado para mejorar la eficacia. En nuestro país hay unos 150.000 afectados, pero solo “un 30% sería candidato a este tipo de terapias”. No obstante, no es la única opción, “tenemos la cirugía y bombas intraduadenales, entre otros”.
García-Ramos explica que con este tratamiento “han conseguido hacer que sea una infusión subcutánea. Se pasa el profármaco con una aguja finita que se deja puesta de manera continua las 24 horas. La ventaja es que, al hacerle una administración continua subcutánea, el paciente siempre tiene levodopa en sangre y siempre tiene una situación motora más o menos estable”.
La levodopa en el cerebro se metaboliza en dopamina. Una vez que la “la molécula pasa la barrera hematoencefálica, llega a las neuronas del cerebro y ahí se metaboliza como dopamina”, detalla la neuróloga española sobre el proceso de funcionamiento del tratamiento.
Como detalla a este medio el médico que trata a Damian, Nishantha Silva, especialista en la enfermedad de Párkinson del hospital Sherwood, “en su control su surgieron dificultades debido a las complicaciones derivadas de la progresión y a los efectos adversos del tratamiento durante los dos últimos años”. Al tiempo, Silva agradece que haya respondido bien al tratamiento. “Todavía estamos afinando algunos ajustes en su infusión, y sigo confiando en que seremos capaces de mantener una buena calidad de vida para él en los próximos años”.
El 10% de los Párkinson empiezan en personas menores de 45 años
En relación con la enfermedad, los signos y síntomas más comunes aparecen cuando se dañan o mueren las células nerviosas en una parte del cerebro llamada ganglios basales. Esta área es crucial para controlar el movimiento. Las células nerviosas en los ganglios basales producen una sustancia química esencial llamada dopamina.
En cuanto esta disminuye, causa problemas con el control del movimiento, lo que se manifiesta en síntomas como temblores, rigidez muscular y lentitud en los movimientos, característicos de la enfermedad de Parkinson.
Aunque la enfermedad suele presentarse a partir de los 60 años, la portavoz de la SEN destaca que hay un 10% de casos que “empiezan en personas menores de 45 años. La mitad de la vida se les parte por una enfermedad que ya va a ser discapacitante y crónica para el resto de su vida”, indica García-Ramos
Damian ha estado bajo el cuidado de Sherwood Forest Hospitals desde 2016. Su estado de salud había empeorado hasta el punto en que necesitaba tomar cuatro medicamentos orales diferentes, seis veces al día, para controlar los movimientos involuntarios que complicaban sus tareas cotidianas. Estos movimientos convertían actividades simples en extremadamente difíciles.
Damian reconoce que la recuperación requiere tiempo, “mi día a día no ha cambiado mucho”. Pero lo cierto es que sí: “Ahora puedo hacer con seguridad una taza de café y té siempre que quiero, puedo sostener un cuchillo y comer normalmente, cosas que no podía hacer en los últimos tres o cuatro años. Mi habla ha mejorado mucho [algo que comprobamos a través de la pantalla en una videollamada]”.
Con todo, los expertos dejan claro que todavía no hay una cura, solo terapias mejoran los síntomas. “Es importante reconocer que ninguno de los medicamentos disponibles actualmente tiene efectos modificadores de la enfermedad”, dice Silva. Sin embargo, “hemos logrado avances significativos en un mejor control de la enfermedad y en la mejora de la calidad vida. Aunque produodopa no ofrece beneficios adicionales, se recomienda para pacientes resistentes al resto de terapias disponibles”, aclara Silva.
El paciente recuerda que sufría un “dolor considerable durante la noche”, lo que le impedía dormir o incluso darse la vuelta en la cama. “Llevo ocho semanas que puedo dormir bien, no he tenido temblores, ni dolor, ni molestias y ni los calambres que solía tener durante tres años”, cuenta Damian.
Al tiempo, reconoce que, aunque sobrellevar su enfermedad no ha sido nada fácil, “mantener una actitud positiva” ha sido importante y todo gracias a su familia. “Si soy honesto, había momentos, sobre todo por las noches, que después de no haber dormido durante tres años, te cuestionas cuánto tiempo más puedes seguir así”, remacha Damian.
Síntomas de la enfermedad de Parkinson
- Deterioro del equilibrio y la coordinación, provocando caídas
- Rigidez muscular, el músculo contraído por mucho tiempo
- Temblor en las manos, brazos, piernas, la mandíbula o cabeza
- Lentitud de movimiento
La doctora García-Ramos resalta que en España, “desde hace ya prácticamente nueve meses” se empezaron a tratar pacientes con este nueva medicación. “Lo interesante es que en España tenemos casi todos los fármacos que existen en el mercado, nosotros somos unos privilegiados. También es verdad que cada vez la concienciación sobre la enfermedad de Parkinson es más alta y se están haciendo unidades de referencia para el tratamiento de los pacientes complejos”.