Vacunas contra la COVID-19 cuatro años después del estallido de la pandemia

El 11 de marzo de 2020 supuso un punto de inflexión para el mundo entero: ese día la Organización Mundial de la Salud declaraba una pandemia por la COVID-19. El primer paciente registrado en España por el SARS-CoV-2se conoció el 31 de enero y, para finales de año, ya se contaron más de 60.358 de fallecidos en el país. La aparición y rápida expansión del SARS-CoV-2 supuso una crisis mundial con muchas lecciones de epidemiología y en la gestión de emergencias sanitarias por parte de las autoridades. “Creo que el principal error fue la tardanza en admitir que el virus se transmite por aerosoles y no por gotas, lo cual hacía más importante el uso de la mascarilla y menos importante la desinfección de superficies. Una vez que la gente había asimilado la limpieza de superficies resultó muy complicado hacerles cambiar el chip para centrarse en el aire que respiramos”, revela Matilde Cañelles, inmunóloga del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Según la experta, “resulta muy importante que el público sepa lo antes posible cómo se transmite un virus, con total transparencia, para que ellos mismos se puedan proteger, y para no alimentar las teorías conspiratorias”.

A pesar de que la emergencia sanitaria decretada por la pandemia llegó a su fin hace casi un año, el virus sigue atacando. En Europa, los virus que están circulando ahora mismo son derivados de la ómicron, la cepa de mayor tasa de transmisibilidad. “Desde que estalló la pandemia fue esta variante la que más cambió el panorama, ya que acumuló varias mutaciones que potenciaron la capacidad del virus de evadir nuestra respuesta inmunitaria. Esto generó una oleada enorme durante la cual probablemente se contagiaron muchos de quienes hasta entonces lo habían conseguido evitar. Por suerte, como ómicron llegó tras las campañas masivas de vacunación, el efecto a nivel clínico no fue tan acusado”, matiza Cañelles. En la actualidad, según datos de Sanidad, los linajes que más circulan son XBB.1.5 y BA.2.86, responsables de la mayoría de las infecciones respiratorias. “Pero, como la población más vulnerable está vacunada, la enfermedad cursa en la mayoría de las personas con los síntomas de un catarro. El único signo distintivo de otros virus es la pérdida del olfato, pero esto no ocurre siempre”, detalla la inmunóloga.

Siendo la variante XBB.1.5 la que más ha circulado por Europa durante la temporada otoño-invierno, la vacuna que se está administrando en España es Cominarty  de la farmacéutica Pfizer-BioNTech.

“Que se irán actualizando cada año en base a las subvariantes que circulen en verano, como se hace con la gripe”, dice Cañelles. Aunque al principio se decía que se podían poner las dos vacunas (gripe y COVID-19) al mismo tiempo, “esta última temporada otoño-invierno se han puesto por separado debido a que las investigaciones han mostrado que con esta pauta es más efectivo el segundo inmunológico. Otra recomendación basada en evidencia es vacunarse por la mañana. “Pues se ha demostrado que de este modo producimos más anticuerpos”, advierte la especialista del CSIC. Según un estudio publicado en la revista Science Immunology en el 2022, el sistema inmunitario estaría sujeto a ciclos circadianos, impactando éstos en el efecto de las vacunas. 

Como con la vacuna de la gripe, la inyección contra la COVID-19, convertida ya en estacional, se administra en una sola dosis cada otoño a la población vulnerable, aquellos que tienen el sistema inmunitario comprometido, bien por enfermedad o por estar bajo tratamiento médico. “Las personas mayores de 60 años o más y vulnerables deberán vacunarse cada año, al igual que ocurre con la gripe. Y también se recomienda a mujeres embarazadas”, cuenta la inmunóloga. Según explica, los dos principales casos en que el fármaco está contraindicado es si la persona tiene alergia a alguno de los componentes de la vacuna, que puede resultar en anafilaxis (esto se suele saber porque la persona ha desarrollado este tipo de síntomas con alguna otra vacuna anterior). “O si la persona tiene fiebre superior a 38º el mismo día en que se va a administrar la vacuna. En este último caso, basta con posponer la administración de la vacuna”, asegura Cañelles, para quien “otra lección que hemos sacado es que no debemos esperar a tener los problemas encima para investigar. Las investigaciones en vacunas estaban muy anquilosadas antes de la pandemia”.

Un reto actual para frenar al virus es que los inmunológicos actuales no evitan su transmisión. Por lo que las esperanzas de los ensayos están ahora puestas en las vacunas de administración nasal. Algunas de ellas ya han probado su eficacia, como acaba de mostrar un estudio recientemente publicado.

“Esta vacuna, que recientemente ha superado la fase III de ensayos clínicos, es muy prometedora, ya que es capaz de prevenir los síntomas de la enfermedad en más del 50 % de las personas que la reciben. Su administración generalizada sería la única opción que tendríamos de poder erradicar el virus con vistas a eliminar la circulación del virus”, afirma la inmunóloga.

En su opinión, la investigación sobre vacunas debería estar dirigida y financiada por organismos internacionales y con la vista puesta en el futuro. “De manera que, cuando llegue la próxima pandemia, que esperemos tarde otros 100 años, ¡no nos pille desprevenidos!”, advierte y lanza una reflexión contra la desinformación. “Contrariamente a lo que muchos piensan, las vacunas no producen grandes beneficios a las empresas farmacéuticas, si se toma en consideración el coste de producción frente a que solo se aplican cuando hay brotes de la enfermedad”.

Que el SARS-CoV-2 siga entre nosotros o se acabe extinguiendo dependerá, concluye la experta del CSIC, de si conseguimos desarrollar y administrar masivamente vacunas que prevengan la transmisión del virus. “Es la única vía por la que la humanidad ha conseguido acabar con enfermedades como la viruela, ya erradicada, o la poliomielitis, muy cerca de serlo. Si esto no se consigue, entonces el virus seguirá circulando y mutando”.

  • Wang C, Lutes LK, Barnoud C, Scheiermann C. The circadian immune system. Sci Immunol. 2022;7(72):eabm2465. doi:10.1126/sciimmunol.abm2465
  • Singh C, Verma S, Reddy P, et al. Phase III Pivotal comparative clinical trial of intranasal (iNCOVACC) and intramuscular COVID 19 vaccine (Covaxin®). NPJ Vaccines. 2023;8(1):125. Published 2023 Aug 18. doi:10.1038/s41541-023-00717-8